Antares tiene nuevo destino, nuevo trabajo, pero es la misma mierda: sigue siendo un vulpes. Y cuando interrumpen sus vacaciones con un encargo presuntamente sencillo todo volverá a ponerse en marcha.
Intereses oscuros, máscaras fantasma, mercenarios, varios puñetazos en la cara y piratas ciberespaciales trazan a su alrededor un baile caótico que destapa otra de las intrigas en torno al asesino de su mujer.Y es que la garras del Águila siguen tintas de sangre.