Han pasado ciento cuarenta años desde el Apagón que borró a los habitantes de la Era Digital de la faz de la Tierra. Todo lo que queda de la poderosa cultura tecnológica que una vez dominó el mundo son ocho nimbociudades, abandonadas y a la deriva en la atmósfera de Venus.
La tripulación de la Kipling, mezcla de militares, científicos y savants, ha viajado durante meses para averiguar la verdad sobre la debacle de la especie humana. En su odisea se enfrentarán a temperaturas y presiones extremas, a la atmósfera de ácido sulfúrico y a sus propios miedos, pero también a los restos de un pasado que quizá no esté tan perdido como creían.
Han pasado 140 años desde el Apagón, donde los humanos acabaron con toda la tecnología de computación del planeta, acabando con su modo de vida. Solo ha pervivido la biotecnología, con unos avances increíbles, usan para calcular máquinas diferenciales, se apoyan en savants… Una expedición se acerca a Venus, para comprobar las ocho nimbociudades que quedaron allí…
Esta novela corta ha sido el premio Alberto Magno en el año 2019, y se nota, la novela es espectacular, me ha encantado. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba una novela como he disfrutado esta.
La novela es una novela tradicional de mundos perdidos. Hace muchísimo tiempo que nadie va a Venus, y está todo olvidado o desaparecido, ellos no saben completamente cual es su misión, solamente la comandante que no es precisamente muy accesible.
Los personajes son muy interesantes, el protagonista es un savant, los vulgarmente conocidos como sabios idiotas, está casi en el límite de lo normal, es el mediador con los más profundos. Luego está la comandante que ya he dicho, y Alias, que es genial.
La tecnología que usan está muy bien llevada. Por lo pronto la tecnología informática es muy atrasada, como la tecnología informática de Galáctica. El resto de las cosas la llevan los savants, que están entrenados para hacer cosas.
En fin, no quiero contar más cosas y destriparos la novela, me ha gustado mucho, leedla que merece la pena.
26/03/2021
Colecciono los libros que saca Editorial Cerbero cada tres meses, los tengo todos aunque en realidad leo solo alguno de ellos. En esta tanda de libros me había fijado en Gaugamela y en Venus elevado a V, los demás se quedaron en la estantería hasta que al dar un repaso a lo que había me encontré esta joya que ha hecho que me alegre de esta manera tan tonta de comprar.
El libro está ambientado en una ciudad que se llama Vitoria-Noestéis, situada en otro mundo, en otro plano, en otra existencia, pero antes se llamaba Vitoria-Gasteiz y estaba situada en nuestra realidad hasta que algo sucedió, El Desgarro, que la movió a su nueva situación, nadie sabe qué fue lo que pasó, ni cómo solucionarlo, ni que hay más allá de la ciudad. Ahora la tecnología no funciona, la magia sí. Han pasado unos años desde El Desgarro, y tenemos a Itzal Urbina, un detective con cierta reputación, salvo porque nadie sabe que es un detective pésimo, que su única habilidad es la de poder hablar con los muertos, y que el verdadero detective es su hermano gemelo muerto hace tiempo. Para colmo la magia no está bien vista en ese mundo, existiendo un Tribunal Antimagia. A Itzal lo contratan para averiguar quién ha mandado una carta a un juez del ministerio, una carta que acusándolo de prácticas mágicas. El detective empieza a investigar, o el hermano del detective empieza a investigar, mejor dicho, y descubre que no es la única carta que se ha enviado…
El libro me ha gustado mucho. Los personajes me han parecido geniales. Sobre todo, Itzal Urbina, el detective, cansado de que su hermano sea el más listo de los dos, y el hermano, el que tiene tablas para ser detective, pero está muerto, juntos me han parecido unos personajes ideales.
Es curioso, porque el libro no tiene nada de acción, cosa que normalmente me parece aburrido, pero en esta ocasión me ha parecido interesante. Y es el inicio de una trilogía “Fragmentos de la ciudad ausente”, así que veremos que más historias de estos dos hermanos nos cuentan.
06/05/2021